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Muchos sabios trataron de descifrar la Piedra de Sol; no es un calendario: Matos Moctezuma

La escultura es una de las piezas más estudiadas de la arqueología mexicana, señala el Premio Crónica Eduardo Matos Moctezuma / “Humboldt fue quien propuso que funcionaba como calendario”

La escultura mexica Piedra del Sol hallada hace 230 años es el monolito prehispánico más estudiado por la arqueología y en siglos pasados sirvió para demostrar que las culturas antiguas de México fueron civilizaciones preparadas y con conocimientos sólidos. En entrevista, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma (Ciudad de México, 1940) narra la historia de este monumento.  

“La fecha del hallazgo ocurrió en el año de 1790, primero se encontró la Coatlicue el 13 de agosto de aquel año y pocos meses después, el 17 de diciembre, se halló este otro gran monolito a poca profundidad de la Plaza Mayor, lo que hoy conocemos como Zócalo”, comenta el también investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).  

La persona que se interesó en estudiarla fue Antonio de León y Gama (1735-1802), sabio novohispano que buscó una primera interpretación. 

“Se le debe a él su primer estudio de la pieza, pero ocurrirá algo muy interesante, resulta que los dos monolitos, la Piedra del Sol y la Coatlicue tuvieron un destino diferente. A Coatlicue se le trasladó a las puertas del Palacio Virreinal para de inmediato trasladarla a la Universidad que estaba donde hoy se encuentra la Suprema Corte de Justicia, en cambio, la Piedra del Sol fue colocada en un costado de la torre poniente de la Catedral, viendo hacia lo que hoy es la calle de 5 de Mayo”, narra Matos Moctezuma. 

El también Premio Crónica detalla que en esa torre aún se puede ver una línea y una inscripción que indica la marca donde se colocó la Piedra del Sol.

¿Por qué la piedra solar quedó a la vista pública y a la Coatlicue se le trató de ocultar en los patios de la Universidad?, cuestiona Matos Moctezuma.

“Desde mediados del siglo XVIII había una crítica constante hacia España por parte de sus enemigos europeos, varios pensadores y filósofos tanto de Francia e Inglaterra habían escrito cosas desfavorables para los habitantes de América, diciendo inclusive que la conquista española se había llevado a cabo sobre un pueblo bárbaro que no tenía mayor conocimiento”, responde.

Entonces el segundo Conde de Revillagigedo, autoridad que mandó a hacer las obras en la Plaza Mayor que concluyeron en el hallazgo de monolitos mexicas, envió la Piedra del Sol a la torre de Catedral para refutar las ideas que denigraban a los indígenas. 

“La Piedra del Sol es un círculo perfecto con toda una serie de labrados en ella, en donde inclusive se ve uno de los círculos que rodean la parte central que es la representación de Tonatiuh, el Dios Solar, vemos que uno de los círculos tiene los glifos de los días, los 20 días están rodeando el símbolo de Tonatiuh”, destaca el arqueólogo.  

Sin embargo, añade, las personas no entendían lo que representaba la Piedra del Sol ni la Coatlicue. Un testimonio de ello son los apuntes de un guardia del Palacio Virreinal donde se narra que les llevaban velas encendidas y se postraban ante Coatlicue, por tanto, los frailes temiendo una reactivación de idolatría, enterraron sólo a Coatlicue. 

En cuanto a la Piedra del Sol, ésta permaneció afuera de Catedral cerca de un siglo hasta que hacia 1884 y 1885 Leopoldo Batres la desmontó para llevarla al Museo Nacional y, finalmente, ser trasladada, muchos años después, al Museo Nacional de Antropología donde actualmente se exhibe. 

ESPLENDOR EN EL MUSEO.

Una de las observaciones que hace Matos Moctezuma es que en el museo, la Piedra del Sol debería ser colocada en posición vertical.

“A finales del siglo XIX don Alfredo Chavero planteó algo interesante: que la pieza no estaba en posición vertical como la conocemos y como ha estado exhibida y sigue exhibida en el Museo Nacional de Antropología. No era esa su posición sino que era horizontal”, precisa.

El también miembro de El Colegio Nacional asegura que esta escultura es de las piezas más estudiadas de la arqueología mexicana. 

“Muchos sabios han intervenido para tratar de descifrar lo que la Piedra representa, tenemos primero a Antonio de León y Gama quien pensó que servía para el uso de la astrología y que funcionaba como reloj. Es tal el interés que la pieza despertó que en un momento dado llegó Alexander von Humboldt en 1803 para estudiarla y su interpretación se inclinó más a que funcionaba como calendario”, platica.

Matos Moctezuma aclara que la Piedra del Sol no es un calendario, sino la representación solar con Tonatiuh en el centro, así como la representación de los ciclos por los que la humanidad mexica había pasado.

“Felipe Solís cuando era director del Museo Nacional de Antropología mandó a hacer análisis de los poquitos pigmentos que se podían apreciar en los poros de la Piedra y sacó una conclusión interesante: que los colores que predominaron eran el rojo y amarillo, éstos relacionados con el Sol”, indica.